El ser humano otorga mucha importancia al hecho de tener. Al menos en cuanto a lo que conozco sobre esta parte del mundo, cree que cuanto más posee, más sentido adquiere su vida. Pero, ¿tú crees que tener más da más sentido a la vida? ¿Sientes que acumular mucho te hace más tú? ¡Sí! ¡Me has pillado! Son preguntas con trampa porque no me estoy refiriendo tan sólo a acaparar posesiones materiales sino al empeño de amontonar amistades fallidas, parejas rotas, proyectos inútiles, ideas irracionales, recuerdos dolorosos, experiencias infructuosas, rencores pendientes y, algunos, hasta enfermedades psicosomáticas aparentemente incurables… Y claro, la casa se nos va llenando de todo esto y de más, y a duras penas podemos disfrutar, descansar y movernos con comodidad por ella. Personalmente, me parece que estamos alimentando nuestro pasado neuróticamente y, también, escogiendo necesidades, apariencias y posturas que ya no son necesarias en nuestro bienestar.
Estamos escogiendo necesidades que no son necesarias para nuestro bienestar
Es curioso, pero si observamos alrededor, quizá apreciaremos que por alguna extraña razón, puede que sean los que menos son, los que más necesidad tienen de poseer lo que sea (quizá sea una forma de justificar la existencia). Sin embargo, creo que la vida nos enseña justamente lo contrario. Nos muestra que cuanto menos tenemos, menos necesitamos. Que cuanto menos nos justificamos ante la vida más auténticos somos. Que cuanto más nos encontramos con nosotros mismos más libertad sentimos. Al quitarnos toda necesidad, mas espacio damos para habitar nuestro hogar y ser quienes realmente somos, sin aditivos. Y no es que me sienta especialmente inspirado para realizar esta afirmación tan categórica sino que la auto-realización llega, según el psicologo Abraham Maslow, cuando han desaparecido o se han transformado una serie de necesidades biológicas, psicológicas y sociales.
En mi experiencia personal puedo asegurar que cuanto más me despreocupo de la incertidumbre y más me ocupo de estar presente en cada momento, en cada situación, en cada relación, más sencillo se hace vivir y más feliz me siento. Más perspectiva y mayor capacidad tengo para resolver los “trances” (mejor dicho: regalos) de la vida. Y de alguna forma, ella se ordena por sí misma, sin ni siquiera obligarme para que algo bueno suceda. Como tú, también yo tengo mis anhelos, mis miedos y mis necesidades pero si por un instante me paro a sentirlos puedo percibir que son ilusiones que me despistan de disfrutar en este aquí y en este ahora; con los míos, con el mundo, contigo y conmigo.
Deberíamos renunciar, de una vez por todas, a la pretensión de elaborar un inventario minucioso de impulsos o necesidades pues tal inventario es teóricamente inconsciente · Abraham Maslow
He estado enfermo, falto de recursos económicos, necesitado de amor; he querido un trabajo mejor, he estado perdido buscando a esa media naranja, me he comparado con unos y con otros, he mendigado atención y he deseado que alguien o algo fueran diferentes (incluso que desaparecieran). ¡Cuánta necesidad! Y todas ellas no hicieron más que procurarme un profundo malestar. Ahora he aprendido y puedo afirmar que con esa mirada obsesionada hacia lo que no tenía perdí de vista lo que sí tenía: a mí mismo. Cuando tomé conciencia de que la clave estaba en la experiencia de ser yo y no en lo que había alrededor, todo cambió. Por arte de magia, todas esas necesidades que ya no necesitaba se transformaron en elecciones personales. Ya no era la vida quien decidía sino la que disponía. Comencé a alimentar mi cuerpo con experiencias saludables, adapté mi estilo de vida a los recursos de los que disponía, empecé a desarrollar mi autoestima, cambié mi orientación profesional, me rodeé de relaciones magníficas y empecé a aceptar a los demás y a la vida tal cual son. De esta forma crecí, tomé el camino de la responsabilidad y elegí ser el protagonista de mi propia historia. Lo que se está dando es una conclusión inesperada y radical: las preocupaciones y necesidades han comenzado a desaparecer; las posibilidades se están convirtiendo en auténticas realidades.
No eres más cuando más tienes sino más
cuanto menos necesitas
Ahora sé y siento que ya no soy más cuando más tengo sino que soy más cuando menos necesito. Incluso puedo comenzar a intuir que ni siquiera hace falta ser más, pues uno ya es en su totalidad; hay que creerlo y vivir como si así fuera. Las necesidades de tener, de poseer, de acaparar, de justificarse irán desapareciendo y lo miedos al fracaso, al rechazo, a la incertidumbre, y quizá incluso a la muerte se irán abandonando. Desprenderse de relaciones, de cosas, de hábitos… y en especial de ciertas ideas, miedos, convencionalismos, exigencias y deberías, es un paso necesario para alcanzar la felicidad. Una felicidad que depende exclusivamente de la actitud con la que escoges la forma de estar y vivir este aquí y este ahora que se te ofrece cada día.
© David G. Alemany
Life Coach, Sociólogo y Terapeuta
Ayudo a las personas a disfrutar de la vida.
Soy Coach, hipnoterapeuta, experto en técnicas de liberación emocional y PNL. He asesorado a cientos de personas a mejorar la calidad de sus vidas. Como orientador personal he desarrollado habilidades para ayudar a sobrepasar bloqueos y conflictos, favorecer una mejora interior respetuosa y enfocar sin ansiedad lo realmente importante para cada persona.
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