A menudo, en mis sesiones de trabajo con clientes reconocemos pensamientos negativos y perjudiciales que están afectando directamente a sus relaciones personales, a sus estados de ánimo y a sus trabajos; llegando incluso a producir un desequilibrio emocional y físico en ellos mismos. Ansiedad, insomnio, bloqueos, desmotivación, decisiones equivocadas y malestar son sólo algunas de las consecuencias de sostener pensamientos negativos y alejados de la realidad. Pensamientos que ponen en peligro muchas de las cosas que valoramos en la vida: la familia, la pareja, el trabajo y la salud, entre otros.
Así, en mis sesiones, además de proponer la idea de que tú no eres tus pensamientos y qué entendiendo la mente absolutamente todo es cuestionable y relativo; hago especial hincapié en la forma de cambiar el pensamiento a través del cambio del comportamiento y de la gestión de las emociones que sentimos y nos limitan.
¿Cómo puedo cambiar el pensamiento?
¡Olvídalo!
Cambia tu emoción, cambia tu acción,
y el pensamiento cambiará por sí solo.
Obviamente el proceso suele ser un poquito más largo de lo que aquí voy a explicar pero quiero que puedas tener una aproximación a cómo comenzar a cambiar esos pensamientos que no quieres tener en tu mente. Entrar a explicarte que la mente afecta e influye de igual forma al cuerpo que el cuerpo a la mente, tanto positiva como negativamente, me llevaría otro post - ya lo redactaré - pero créeme: es así, tal cual te digo. Bueno, al grano:
En primer lugar, sí o sí, olvida el parásito de tu mente, haz justamente lo contrario a lo que tu pensamiento te está animando porque sabes que es perjudicial para ti. Convéncete de que tu psique está equivocada y que es la causante de tu malestar. A partir de aquí haz justamente lo contrario de lo que te está sugiriendo. En mi caso, cuando me propongo ir al gimnasio, si lo pienso, seguramente voy a darme cien razones para convencerme de que es mejor quedarme en casa, así que lo hago es coger la bolsa de deporte o cambiarme en casa y salir disparado por la puerta sin darme tiempo siquiera para pensar. Cuando voy dejando lo de escribir un artículo para otro momento, algún pensamiento malvado me ha ganado la partida, así que lo que hago es encender el ordenador, poner música, sentarme con un vaso de agua y darme 30 minutos para redactarlo. Hay veces que incluso el sofá me atrapa y ni siquiera me apetece salir a dar una vuelta con amigos, y eso que me encanta, lo que hago es meterme rápidamente en la ducha, arreglarme e ir donde sé que los voy a encontrar. En el tiempo en el que te has puesto a pensar “sí pero no” ya has perdido la oportunidad de dejar de hacer caso a tus pensamientos más dañinos. Has perdido la oportunidad de hacer aquello que realmente deseas y te gustaría disfrutar verdaderamente. La clave: ¡lo haces, ni te lo plantees! ¿Qué necesitas para ello? De la forma más llana posible: ¡Un par! ¡Y punto! ¡Convicción y decisión!
Hazlo o no lo hagas pero no lo intentes. Maestro Yoda
La segunda manera que te propongo para cambiar esos pensamientos es revertir la emoción que estás sintiendo y convertirla en otra bien distinta y más satisfactoria para ti. Quizá esta forma sea algo más complicada para personas a las que cueste identificar sus emociones. No obstante cala más profundamente, porque actuamos directamente sobre el subconsciente y el cambio suele ser más radical. Las técnicas de liberación emocional, la hipnosis, las visualizaciones creativas y la programación neurolingüística pueden ser de gran ayuda para conseguir un cambio duradero sobre la impronta emocional. No obstante, puedes comenzar a cambiar la imagen negativa que tienes de ti por otra imagen en la que al hacer justamente lo contrario comienzas a sentir algo distinto y mucho más agradable. Una sensación nueva pero ya experimentada que puedes recordar para sustituir esa emoción dañina por otra mucho más productiva y beneficiosa que vas a incorporar en ti.
El que puede cambiar sus pensamientos puede cambiar su destino. Stephen Crane
Recuerda, que tú eres el dueño de tus pensamientos y que puedes elegir cuáles te acompañan a diario. En tu armario, seguramente hay ropa de todo tipo y eres tú y nadie más que tú quien decide cogerla de aquí o del cestillo de la ropa sucia. Eres tú quien combina lo que vistes a diario: los estilos, los colores y las prendas. Eres tú quien finalmente se mira al espejo y aprecia cómo te gustas; y tú quien si no te queda bien, se muda y encuentra lo que le hace sentir más comodidad. Quizá te haga falta en algunas ocasiones un estilista que te ayude, pero definitivamente:
Eres tú quien escoge tus pensamientos. ¡Decide qué hacer y qué sentir! ¡Despiertahora!
© David G. Alemany
Life Coach, Sociólogo y Terapeuta
Ayudo a las personas a disfrutar de la vida.
Soy Coach, hipnoterapeuta, experto en técnicas de liberación emocional y PNL. He asesorado a cientos de personas a mejorar la calidad de sus vidas. Como orientador personal he desarrollado habilidades para ayudar a sobrepasar bloqueos y conflictos, favorecer una mejora interior respetuosa y enfocar sin ansiedad lo realmente importante para cada persona.
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