Reducir a lo simple. Tal vez así debería ser la vida, simple. Y sin embargo, ¿por qué la vemos tan compleja? ¿Por qué en ocasiones no encontramos #sentido a situaciones complejas? Pues bien, la respuesta es aparentemente muy sencilla, es una cuestión de percepción: percibimos la vida de forma compleja.
La complejidad de la vida es una cuestión de percepción.
Es a través de nuestros sentidos y nuestra propia experiencia cómo interpretamos el entorno y las relaciones que mantenemos en él y con él. Así, que la complejidad de la vida es, en sí misma, nuestra propia complejidad. No es que la vida sea compleja sino que nosotros la construimos de esta forma.
Imagina una obra musical y piensa lo que supone organizar y armonizar tantos instrumentos, voces, cantantes, músicos y partituras. Instrumentos de viento, de cuerda y percusión. Solistas y coros. Ritmo e intensidad. Notas, silencios, claves y escalas. Complejidad absoluta para la mayoría de nosotros.
Aquello que tomamos como realidad sólo es una idea, es nuestra propia interpretación del mundo.
Sin embargo, el compositor parte de algo tan sencillo, tan simple, como siete únicas notas musicales, siete. ¿Cómo puede hacer tanto con tan poco? Porque es consciente de que todo empieza por la #simplicidad y que a partir de aquí puede interpretar la música que existe en su interior en la forma que crea oportuna. En definitiva, el compositor crea su propio mundo a partir de la simplicidad que conllevan tan solo siete notas musicales.
Por otra parte, cuando esta melodía llega a nuestros oídos, no nos hace falta ser conscientes de toda la complejidad que hay detrás para disfrutarla. Tan sólo nos recreamos en el sonido, nos limitamos a vivir la sensación que genera en nuestra interior. Alucinamos con la maestría de los músicos, sentimos un estado anímico concreto y saboreamos las emociones que nos produce. Emociones como la alegría, la melancolía, la euforia, el optimismo y la vitalidad.
Puedes crear y disfrutar de la sinfonía más maravillosa,
la de tu propia vida.
¿Y ahora qué? Ya tienes las claves para simplificar tu vida, dos perspectivas que al menos te aportarán una visión más sencilla para interpretarla. Por una parte, tú eres el compositor, tú eres quien la crea a partir de siete notas. Y por otra parte, también eres el observador (oyente-espectador) que vive el momento decidiendo qué tipo de melodía es la que saca lo mejor de ti.
Tal vez desconozcas cuáles son tus siete notas concretas o cuál es la melodía que te provoca el estado emocional más favorable. Pues bien: averigua cuáles son tus puntos fuertes, recuerda tus habilidades y desarrolla tus capacidades. Y desde ahí, vive el momento presente, simplemente déjate llevar por aquellas experiencias que te hacen sentir bien, por aquellas en la que pones en movimiento todo tu potencial. Pon el foco en vivir la simplicidad, en lo sencillo y en lo realmente importante para ti. Piensa que ahora sabes que la vida no es compleja y cree firmemente que tú, tú tienes el poder de vivir la vida con armonía, claridad y simplicidad.
Entre vivir sin perspectiva, disperso, desbordado y sin rumbo o vivir centrado, ilusionado, alegre y con dominio de tu mundo:
La elección es simplemente tuya.
© David G. Alemany
Life Coach, Sociólogo y Terapeuta
Ayudo a las personas a disfrutar de la vida.
Soy Coach, hipnoterapeuta, experto en técnicas de liberación emocional y PNL. He asesorado a cientos de personas a mejorar la calidad de sus vidas. Como orientador personal he desarrollado habilidades para ayudar a sobrepasar bloqueos y conflictos, favorecer una mejora interior respetuosa y enfocar sin ansiedad lo realmente importante para cada persona.
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