Probablemente, habrás escuchado o leído alguna vez que la felicidad se alcanza tras el proceso de sacar de tu vida personas y situaciones, digamos, ¿tóxicas? Y, tal vez sea así, no digo que no, pero me gustaría compartir contigo algún matiz antes de que tú llegues a tu propia conclusión.
Prestando atención a la idea anterior, no sería de extrañar que algunas personas en este afán de encontrar la felicidad o la iluminación dejaran atrás a personas y situaciones que pudieran dificultar y obstaculizar su avance. Y he aquí un problema, en algunas ocasiones estas situaciones y relaciones densas y complicadas quedan sin resolver. Nos las echamos al saco de las cargas y continuamos el camino hacia esa ansiada felicidad sin darnos cuenta que vamos muy cargados. Sería algo así como "no mires atrás o te convertirás en estatua de sal".
Dejar atrás sin más no funciona, una cosa es huir y otra muy diferente resolver un problema.
En algunas ocasiones literalmente huimos de los problemas y de las experiencias que nos resultan incómodas o dolorosas. Es decir, preferimos marchar a afrontar los hechos, ser responsables y aprender o desarrollar todas nuestras capacidades para resolver situaciones y relaciones de forma más eficaz. Y así, sucede que no estamos haciendo nada más que poner en marcha una reacción instintiva como lo hace cualquier otro animal, la huida. En vez de dar un paso hacia adelante y reaccionar como un ser humano seguro y confiado, damos un paso hacia atrás en la dirección opuesta y salimos corriendo. ¡Ojito con esto! Porque de correr tan aprisa igual uno termina tropezando de nuevo.
¿Y cómo resolvemos situaciones complicadas? ¿Cómo podemos saber si estamos huyendo o, por el contrario, afrontando la dificultad? ¿Cómo podemos conocer si hemos resuelto la situación o nos la estamos cargando a la espalda? ¿Cómo puedo saber si la relación termina de forma sana y equilibrada? ¿Y cómo puedo conocer si estoy evitándola o afrontándola?
Las situaciones tóxicas se resuelven con el convencimiento de obrar desde el amor hacia uno mismo.
Si al tomar distancia aparecen sensaciones como la ansiedad, el miedo, el desasosiego, la indiferencia, la intranquilidad o la culpa, estaré reaccionando de forma instintiva y estaré huyendo sin afrontar los hechos. Si por el contrario aparecen otras sensaciones y actitudes como la auto-confianza, la responsabilidad, la seguridad, la empatía y la tranquilidad, estarás experimentando el desapego y resolviendo la situación de la forma más beneficiosa emocionalmente para ti. Las situaciones y las relaciones tóxicas no pueden ser resueltas sino con amor, y donde hay miedo, no hay amor. Por ello, la próxima vez que salgas pitando de una situación pregúntate si estás evitando enfrentarte a tu propia incapacidad, a tu no saber hacer, o si por el contrario estás desarrollando en su totalidad todas tus capacidades para poner en marcha todos los recursos y salir de allí sin cargas que posiblemente volverán a afectar, de una u otra forma, tu futuro.
© David G. Alemany
Life Coach, Sociólogo y Terapeuta
Ayudo a las personas a disfrutar de la vida.
Soy Coach, hipnoterapeuta, experto en técnicas de liberación emocional y PNL. He asesorado a cientos de personas a mejorar la calidad de sus vidas. Como orientador personal he desarrollado habilidades para ayudar a sobrepasar bloqueos y conflictos, favorecer una mejora interior respetuosa y enfocar sin ansiedad lo realmente importante para cada persona.
Comentários